11 octubre, 2012

Hoy en la consulta V. Las medias a medias

   Entre los muchos despropósitos a los que nos enfrentamos los médicos de atención primaria desde hace años, de los más alejados de nuestro quehacer profesional, está el de ejercer de merceros.

   Dentro de la alienante actividad de emitir a diario los "vales descuento" se encuentra un apartado dedicado a los "efectos y accesorios", aunque debería decir "mercería y lencería fina". Me refiero a todos esos artículos que no son fármacos y que comprenden todo tipo de gasas, vendas, apósitos, sondas, bolsas, absorbentes bragados o no, muñequeras, rodilleras, tobilleras, musleras, suspensorios y bragueros, etc., etc., y, por supuesto las medias; que, a su vez, pueden ser cortas, largas, pantys, de compresión normal o fuerte...

   He de decir que muy recientemente han introducido una mejora, simplificando la prescripción al ajustarla a la descripción sencilla del producto, al contrario que hasta hace poco en que teniamos que escoger cualquiera de estos, casi al azar, en un amplísismo catálogo; por supuesto siempre desactualizado, con descripciones  confusas, por marcas e incluso por tallas para, al poco rato, tener al paciente llamando a la puerta con un "esto ya no existe" o "me han dicho en la farmacia que tiene usted que poner...".

   El sistema que practico habitualmente; para preservar mi salud mental, es que el paciente consiga en la farmacia el producto; a la par que el correspondiente CN (¡Bendito Codigo Nacional!), que mejor se ajuste a sus necesidades y elaborar el "vale descuento" a posteriori.



   Hoy mismo he iniciado la prescripción de unas medias para una señora con insuficiencia venosa, muy animado por las mejoras mencionadas recientemente introducidas, siempre con esa más que justificada suspicacia en base a anteriores malas experiencias ante cualquier cambio.

   Pestaña de efectos y accesorios; buscar por... escribo media; despliegue de lista de medias (cortas, largas, compreión normal, fuerte, etc.), escojo cortas de compresión fuerte y aparecen dos opciones: media corta de compresión fuerte y media corta de compresión fuerte ambas piernas.

   No saliendo de mi asombro, por este resultado mejor de lo esperado, me congratulo por la perspicacia de la industria y La Administración al haberse dado cuenta por fin de que la mayoría de la población a la que atendemos poseen las dos piernas, y que lo más frecuente es que necesiten las medias para ambas. Un plausible acierto al haber comercializado también un envase con las dos medias y asi no tener que imprimir dos "vales descuento"; pienso.
Por supuesto escojo la segunda opción, que la paciente aprueba y se marcha tan contenta. Continuo viendo pacientes uno tras otro, sin dejar de saborear, con la punta de las sinapsis del subconsciente, ese agradable regusto que deja la experiencia de las cosas bien hechas. ¡Santa inocencia!

   No tarda mucho en asomar por la entreabierta puerta la anterior paciente con sus edematosas piernas.
      —¡Doctor! Que me han dicho que me tiene que hacer dos recetas.
      —¡Pero, usted ha visto que pone ambas piernas...! —replico contrariado y decepcionado.
      —¡Ya! ¡Si yo también se lo he dicho! Pero me han contestado que aunque lo ponga asi tienen que ser dos recetas...

   Resignadamente le imprimo una copia del anterior "vale descuento" mientras me maravillo ante las mentes retorcidas, manantial inagotable de confusión, devotos de Murphy y sus leyes, que, por la fuerza de la costumbre, pergeñan tenazmente todo mal y/o a medias; incluso las medias.

 Alfredo Falcó Sales, 2012

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