20 enero, 2022

Mi covid privado

Desde el comienzo de la pandemia hasta la actualidad y con los datos disponibles (con todas las reservas que merecen) su repercusión se puede expresar de una forma un tanto optimista así: la probabilidad de NO SER UN CASO de COVID-19 en España es del 80%, y la de NO MORIR del mismo es del 99,8%. Más difícil es determinar el número real de enfermos (diferenciándolos de los casos asintomáticos) y el nivel de gravedad de los mismos.

Estas cifras tampoco pueden extrapolarse sin más al resto del mundo sin caer en mayores errores. Pero es probable que no se alejen demasiado de esta visión optimista.

 

                                  ················oooooooo0oooooooo················

 

Existe una tendencia generalizada a considerar que las ÚNICAS buenas decisiones, ante las encrucijadas que a menudo hemos de enfrentar, son aquellas mediadas por la razón, que, a su vez, no parecen válidas si no van avaladas por adjetivos, tan deslustrados como desvirtuados por el mal uso y abuso, como científico, evidente, probado… que, bautizadas de indiscutibles, intentan inyectar en nuestra moral con lubricantes como democrático, bien común, solidaridad, economía, normalidad

Ante esa tendencia cabe oponer aquella que, sin negar los anteriores valores, añade otros instintivos, emotivos, cualitativos, evolutivos…: filosóficos al cabo; tomando la filosofía en su concepción más amplia, que no debe ser territorio exclusivo de filósofos, y que cada vez más individuos tendemos a considerar como aquella ciencia que abarca a todas las demás.

Estas diferencias se acentúan de forma directamente proporcional al nivel de incertidumbre de que se acompañan determinadas situaciones; y la pandemia actual es un buen ejemplo de estas.

                                           

                                     ················oooooooo0oooooooo················

 

Según avanza la actual pandemia, cada vez me siento más amenazado, junto a otros que mantienen mi actual postura, por la posibilidad de verme sensu stricto OBLIGADO A VACUNARME.

 

                                   ················oooooooo0oooooooo················

 

Por si, el hecho de haber ejercido dignamente la profesión médica durante cuarenta años, no es suficiente aval que me exonere de la sospecha, declaro desde ahora no ser “negacionista” ni “anti-vacunas”. Tampoco me considero conspiranoico —aunque no resulta nada tranquilizador el hecho de que a determinadas empresas y a algunos políticos y otras gentes de mal vivir les esté yendo más que bien con este rio revuelto.

 

                                     ················oooooooo0oooooooo················

No pretendo hacer apología de no vacunarse. Comprendo los motivos, e incluso los apoyo, de todos los que masivamente han tomado la decisión de hacerlo. Solo pido el mismo grado de comprensión para los pocos que hemos decidido lo contrario.

Ignoro los motivos que aducen los otros no vacunados; aunque los medios de difusión ya se han encargado de darnos a conocer que prevalecen la inseguridad, la desconfianza, los motivos religiosos… Nada de esto tiene que ver con mi decisión personal; y no me extrañaría que hubiera más gente cuyos motivos se asemejan a los míos.

 

                                      ················oooooooo0oooooooo················

 

Considerándome, tal vez pretenciosamente, con un buen nivel de formación; un hombre de ciencia al cabo, normalmente mis decisiones son mediadas por la razón. Pero a menudo, ante situaciones de elevada incertidumbre y desconcierto, me dejo llevar por mi sesudo instinto.

 Al fin y al cabo, es plausible considerar que es gracias al instinto, en estrecha colaboración con la evolución, que todas las especies animales; algunas antiquísimas, hayan llegado hasta la actualidad.

Valga esto también para la nuestra, aunque, en el caso del homo sapiens, se da la especial circunstancia de haberse ido liberando progresivamente de los actos puramente instintivos a lo largo de los, digamos, últimos 300000 años; que parece muy poco comparado con los casi dos millones de años que se les calcula a nuestros ancestros en línea directa, como para renegar de todo lo que tenga que ver con el instinto a favor de la razón.

 

                                      ················oooooooo0oooooooo················

 

Sería absurdo por mi parte pretender quitar ni un ápice de gravedad a la pandemia, especialmente en lo que respecta al número de vidas que se ha cobrado, pero tampoco puedo evitar la sensación de que no es fácil separarla, en todo lo que acontece alrededor de la misma, de un cierto matiz de pánico colectivo. Y esto si tiene más que ver con la repercusión que ha ejercido en la economía y nuestra forma de vida.

 

                                      ················oooooooo0oooooooo················

 

Y ya entro directamente en lo que me ha motivado a editar el presente escrito: los mensajes falaces por sesgados y el pasaporte COVID.

Los EXPERTOS, no lo son tanto. Son especialistas en cada una de sus disciplinas: epidemiología, virología, neumología, medicina intensiva…, lo que les cualifica para barajar puntualmente las posibles mejores soluciones al problema. Pero la experiencia más cercana y única a la actual pandemia, de la que podamos extraer alguna enseñanza, se remonta a hace cien años, y la mayoría de nosotros tan siquiera habíamos nacido:

NO HAY EXPERTOS EN PANDEMIAS Y MENOS EN PANDEMIAS POR COVID19 (en unos cuantos años más tal vez los haya).

Todos, expertos y población general, hemos ido adquiriendo más y más conocimiento desde hace aproximadamente dos años. Por tanto, no resulta descabellado, por más que algunos no estén de acuerdo, afirmar que en determinados aspectos; no en cuanto a la eficacia probada de las vacunas sino en cuanto a la forma en que se está vacunando, y se están llevando a cabo el resto de medidas, aún nos encontramos en FASE EXPERIMENTAL. Prueba de ello es que ante lo que algunos definen como EVIDENCIA, esos mismos u otros; tal vez no cegados por cierta comprensible ilusión en un cercano final feliz, muestran acto seguido su incertidumbre y llaman a la prudencia.

 

                                      ················oooooooo0oooooooo················

 

De un principio en que debían centrarse todos los esfuerzos en la población más vulnerable y en el empleo de un ejército de rastreadores, se ha pasado a la actual situación en la que ha habido incomprensibles retrasos en administrar la correcta pauta completa a esa población vulnerable; únase a esto el hecho de que no está indicado realizar determinaciones serológicas de anticuerpos, y a una famélica guarnición de rastreadores que se refleja en los miles de suspensiónes de contratos de sanitarios COVID19.

 

                                       ················oooooooo0oooooooo················

 

Donde las medidas restrictivas resultaban básicas e imprescindibles, luego se han relajado a partir de comenzar a vacunar, para que actualmente se plantee volver a ellas concediéndoles toda la importancia que merecen.

 

                                        ················oooooooo0oooooooo················

 

Donde para conseguir la inmunidad de rebaño bastaba con vacunar al 70% de la población, se pasó al 90% hasta la actual pretensión del 100%. Y digo “pretensión” porque creo que es poco menos que imposible vacunar a todo el mundo mundial, incluidas las poblaciones más marginales y deprimidas e inaccesibles, para no encontrarnos, por ejemplo, con lo que ahora está ocurriendo con la Variante Omicron del virus.

 

                                         ················oooooooo0oooooooo················

 

Donde en principio cualquier vacuna servía, luego ha habido que descartar algunas, y para las que solo hacía falta una dosis, luego han sido dos, y las de dos, tres, y ahora un refuerzo y, tal vez más, y probablemente haya que cambiar de vacuna…

Los niños no, los niños sí. ¿Acabaremos todos pendientes de vacunarnos varias veces al año con esta y otras vacunas?

 

                                       ················oooooooo0oooooooo················

 

Llegados a este punto Cabe preguntarse cuál es el fin que se persigue con la VACUNACIÓN UNIVERSAL.

Entiendo lo de reducir la presión asistencial, el desbordamiento de las UCI y el número de fallecidos, pero ¿todavía hay algún experto que crea que vamos a conseguir erradicar a este virus —tal como ha sucedido, por ejemplo, con la viruela— a base de vacunas? ¿O tendremos que conformarnos, bajo cualquier medida, con la erradicación conseguida hasta el momento con el virus de la gripe?

 

                                                 ················oooooooo0oooooooo················

 

No obstante, creo que nos encontramos francamente alejados de ese ideal de vacunación universal, que consistiría en vacunar con las suficientes dosis a TODA LA POBLACIÓN MUNDIAL y llevarlo a cabo simultáneamente en un plazo, pongamos, no superior a dos semanas. En cualquier otra circunstancia nos encontramos, como actualmente, con una población en la que coexisten completamente vacunados —entre los que hay un 20% a 30% de ineficacia, vacunados a medias —que puede ser peor que no vacunar— y no vacunados por muy diversos motivos. En un escenario tan heterogéneo, que nadie se lleve a engaño, van a seguir surgiendo variantes, sub-variantes e incluso algunas nuevas cepas del virus, máxime cuando paralelamente —sobre todo debido a la falsa seguridad de la vacunación— se tiende a relajar las medidas restrictivas.

 

                                       ················oooooooo0oooooooo················

 

Desde poco más de dos semanas del comienzo de las primeras vacunaciones (periodo de tiempo y número de vacunas administradas irrisorio por entonces) se nos está lanzando el mensaje —nada subliminal— de que todas las mejoras en el curso de la pandemia son GRACIAS A LA VACUNA.

No dudo de toda la eficacia que conlleva la vacuna, pero ¿cómo se le puede atribuir a ésta TODO el mérito en exclusiva, cuando simultáneamente se han mantenido con mejor o peor fortuna las medidas restrictivas, una buena parte de la población se ha vuelto más cauta, aunque se dan las reinfecciones, los ya infectados van a ser más raramente nuevos infectados —o al menos no de gravedad—, la heterogeneidad con que se registran los datos estadísticos varía con la geografía, la climatología y la idiosincrasia no solo de los diferentes países sino con las diferentes regiones dentro del mismo país.

El paso del tiempo también juega a nuestro favor. Aunque pueda parecer una ironía los ya infectados; la gran mayoría asintomáticos, y aun no vacunados, cortan la cadena de contagios durante un periodo aproximado de seis meses. Y entre los fallecidos en las primeras olas, probablemente se encuentra un buen número de los que por circunstancias individuales —que tal vez nunca conoceremos— estaban destinados a ese fin y, por lógica, ese grupo concreto de la población va progresivamente reduciéndose. Además, se da la circunstancia de que, al no haberse practicado necropsias, no puede descartarse que una buena parte de los fallecimientos se hayan producido con COVID y no por COVID.

Igual que se producen mutaciones que tienden a empeorar el panorama, es posible que se estén produciendo ya otras que vayan en nuestro beneficio, incrementando el número de infecciones asintomáticas o inapreciables por su levedad o baja transmisibilidad, por cuyo motivo de momento pasan desapercibidas.

 

                                      ················oooooooo0oooooooo················

 

No mucho después, al cacareado mensaje-coletilla sospechosamente sesgado de “gracias a la vacuna”, se ha unido el de signo contrario asociado a “no vacunado” —más a menudo nombrado con ánimo peyorativo como anti-vacunas—; por cierto, con la misma sobrevalorada evidencia que se atribuye al hecho de vacunarse. Aunque nadie se ha atrevido a expresarlo abiertamente, falta poco para comenzar a recibir mensajes de que todo lo que vaya mal es por culpa de los no vacunados.

 

                                    ················oooooooo0oooooooo················

 

Para los que piensen que critico esos mensajes-consigna envenenados solo por interés personal: ¿A alguien le suena eso de estudio prospectivo de cohortes? ¿y doble ciego? ¿Y lo de NNT (número necesario a tratar)?

Tanta exigencia en un pasado nada lejano para enunciar conclusiones válidas de cualquier estudio y, en este tema en cuestión, como es todo tan evidente ha dejado de ser necesaria.

Hay quienes han llegado a decir que proporciona más y mejor inmunidad la vacuna que pasar la infección, a sabiendas de que tras la infección el organismo reacciona generando anticuerpos y memoria celular contra diferentes partes del virus y las vacunas actualmente más usadas tan solo contra la espícula. Por suerte hay cada vez más estudios que lo desmienten y generan conceptos en contra como super-inmunidad.

 

                                     ················oooooooo0oooooooo················

 

No defiendo que el pasar la infección sea mejor que vacunarse, sino que no parece necesario que se haga extensiva a toda la población mundial, a base de imposiciones, discriminaciones, segregaciones y amenazas, sin tomar en cuenta ninguna consideración más como, por ejemplo, el estado de salud basal o el estado de inmunidad específica de cada individuo.

Tampoco se justifica como medio de conseguir la famosa inmunidad de rebaño. Seguro que es fácil conseguir ese 70% inicial porque ha quedado demostrado que siempre va a haber gente dispuesta.

Luego está el tema del chantaje ético-emotivo que apela a la solidaridad porque; sin evidencia alguna, se dan muestras de considerar que los no vacunados son los que hacen que aumenten los casos y las variantes y, como consecuencia los ingresos y las muertes.

En la mayoría de casos no hay forma de descartar que un vacunado no haya sido infectado por otro vacunado. Y en principio los no vacunados suponemos un peligro sobre todo para otros no vacunados —a tenor de los altos niveles de protección que se presume que proporciona la vacuna.

Dicho de otra forma: los no vacunados acabaremos extinguiéndonos por selección natural y libraremos a la humanidad de un sector tan indeseable de la población mundial.

La población vacunada llegará al 100% y así, de los ingresos en las UCI, los vacunados pasarán del 30% de la quinta ola al 100% que ya casi se está dando en esta sexta en que ya estamos. Lo que, por cierto, no significa gran cosa, al igual que no significaba nada hace escasos meses decir que el 70% de los ingresos eran no vacunados, sin entrar en más detalles (P. Ej. poblaciones no comparables en principio por diferentes perfiles y distinta pirámide poblacional).

 

                                     ················oooooooo0oooooooo················

 

Ligado inevitablemente a lo anterior nace el PASAPORTE COVID con todo lo que conlleva de impositivo, punitivo y discriminativo y sobre todo absurdo por contraproducente.

La opinión que me merece semejante engendro es que cumple dos funciones: Una de castigo para el súbdito —que no ciudadano— que no sea adepto a la obediencia debida, vaya ésta o no; como ya he manifestado, acompañada de argumentos consistentes. Y otra; a lo James Bond epidemiológico, de licencia para infectar, que se concede como gracia a los obedientes vacunados, que podrán así integrarse a la normalidad —incomprensible que aún se defienda ésta como si de un ideal se tratara—, en la mayoría de circunstancias sin garantías de que la vacuna haya sido suficientemente eficaz, o incluso habiéndolo sido; tal como no tienen ningún reparo en admitir las autoridades, con el riesgo de ir extendiendo el virus y todas las variantes conocidas, o aún por conocer, por doquier, pero, eso sí, perpetrándolo de forma legal”.

 

Resumiendo, el motivo fundamental por el que no me vacuno, sabiendo que con ello me someto a determinado riesgo, es que odiaría sentirme cómplice de algo que, según mi criterio, se está llevando tan mal; que es lo más parecido al clásico prefiero morir de pie que vivir arrodillado.

                                            

Como conclusión animo a la ciencia en general a que no pierdan la oportunidad de utilizarnos a los no vacunados, mientras no se les ocurra otra cosa mejor que hacer con nosotros, para realizar unos auténticos estudios de cohorte como está mandado.