Otra vez me ha entrado esa especie de dejadez. He estado dos días sin escribir y esta entrada la abrí ayer y hasta hoy no me he lanzado a comenzarla.
No es tan solo pereza, más bien al contrario, tengo verdaderas ganas de continuar a diario. Lo que me pasa es que se me atropellan las ideas y al final no aflora ninguna de forma suficientemente concreta y ordenada como para poder plasmarla de forma inteligible.
En esta ocasión me gustaría hablar sobre lo que supone para nosotros el control de la baja laboral o, como se denomina oficialmente, incapacidad transitoria (IT). Es tanto lo que se puede decir sobre este tema que daría para un manual y sobrepasaría el espacio que razonablemente debe de ocupar cualquier apartado de un blog para no desmotivar al lector.
Recuerdo, por ejemplo, cuando la IT se hacía a mano en unos talonarios de dos colores azul de tamaño DIN A5, para los partes de baja y de alta, y rojo apaisado y algo más pequeño para los sucesivos partes de confirmación. Había otros talonarios verdes que eran para las bajas por accidentes de trabajo; antes de que se transfiriera casi por completo dicha cobertura a las mutuas laborales, el antiguo INSALUD a menudo también se hacia cargo de estas contingencias.
Cada régimen (general, autonomo, empleado de hogar, agrónomos, de minería y del mar) tenían sus propias bases y prestaciones asi como diferentes periodos para comenzar a percibir estas.
Dichos talonarios repletos de casillas, que había que rellenar con los detalles correspondientes, se editaban para realizar cada documento por triplicado en papel autocopiable, pero era tan malo que, por supuesto no podía utilizarse para rellenarlos ni pluma ni roller, porque el último ejemplar era ilegible incluso usando un boligrafo y apretando con fuerza al escribir.
La única contabilidad que llevabamos era la referenccia del último parte de confirmación emitido, que el paciente traía para emitir el siguiente, a lo que se añadía que también se anotaba la evolución en la historia clínica, por supuesto todo ello a mano.
Pero no es de estas peculiaridades funcionales de las que quería hablar, sino del hecho razonable, y plausible de que por entonces era práctica habitual que el médico especialista procediera a emitir la baja, los partes de confirmación y el alta en su momento; es decir, la gestión de la IT por completo en aquellos casos en que esta estaba relacionada con una patología que atañía a su especialidad.
Ya se que la SEMFYC (Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria) no esta de acuerdo con esta circunstancia; aunque ese tema no es tan aireado en la actualidad, hace cosa de unos cinco años o más fue un asunto princeps la defensa de que la IT debía ser competencia exclusiva del Médico de Familia. Daban razones más que sobradas, incluidas por supuesto las económjcas; por el gran gasto que la IT supone para El Pais.
Curiosamente, coincidiendo con dicha euforia por delimitar/incrementar nuestras competencias, también se reconocía que una de las principales dificultades para llevar adecuamente esa gestión, concretamente evitar la prolongación innecesaria de los periodos de incapacidad, en la mayoría de casos está relacionado con la demora en la realización de determinada prueba complementaria o en la cita de revisión el especialista. Asunto de dificil solución ya que el tiempo nos ha dado sobradas pistas de que el especialista no considera en la mayoria de las ocasiones la condición de trabajador del paciente y su supuesta inhabilitación para sus actividades laborales mientras no se resuelve su caso.
De una forma casi sístemática los especialisats ignoran y "no se mojan" sobre este tema, ni aun solicitandoselo explicitamente, cuando éste tiene que ver con un apartado tan importante con el acto médico integral como es el prónostico.
Finalmente somos los médicos de familia los que, sin ningún apoyo por su parte y con la presión de las mutuas con sus "propuestas de alta" y de las inspeciones médicas con el traslado a nosotros de dichas propuestas y los absurdos informes complementarios de los partes 10º y 30º y otras zarandajas, tengamos que "lidiar con el toro" tomando a menudo decisiones en un sentido o en el contrario de una forma casi intuitiva.
En las raras ocasiones en que la Inspección Médica por fin se lanza a reclamar al especialista dicha información, la mayor parte de las veces solo consiguen evasivas.
Hace alrededor de quince años, trabajaba por aquel entonces en Móstoles, los médicos de familia nos pusimos muy reivindicativoa y conseguimos que los especialistas volvieran a hacerse cargo de las ITs de su competencia, concretamente casi todos los traumatólogos y psiquiatras asi lo hacían, y puedo asegurar que la experiencia fue positiva en cuanto a la reducción de los días de baja y la mayor diligencia en la resolución del problema y de realización de las pruebas pertinentes.
Por último, una reflexión en contra de que la IT la gestionemos, como se lleva a cabo actiualmente de forma exclusiva y sin apoyo real ni de especialistas ni inspecciones; no incluyo a las mutuas porque el conflicto de intereses es evidente y no disfrutan del potencial poder decisorio que si ostentan los otros mencionados: Partiendo del principio de que todo paciente que acude a mi consulta tiene una dolencia a la que tengo que atender y tratar de resolver; mientras no se dmuestre lo contrario. Igualmente, considerando que la buena relación medico-paciente es una pieza fundamental del éxito terapéutico. Es incuestionable que la gestión de la IT, cuando esta se prolonga más de lo supuestamente razonable, y comienzan a hacer acto de presencia signos de suspicacia respecto a la sinceridad del paciente en cuanto a su también supuesta mala evolución, no contribuye más que al deterioro de dicha imprescindible buena relación, con las consecuencias negativas para la dolencia actual; incluso aunque esté sobredimensionada o el paciente sea un rentista y/o sobre futuras dolencias que el paciente pudiera padecer.
Necesitamos que esa responsabilidad sea compartida de forma real y eficiente por todos los agentes implicados en la contingencia, porque de seguir así no se extrañen de que cada vez nos impliquemos menos y... ¡que discuta con ese paciente Rita!
Aquí lo dejo aunque el tema de la IT, como decía da para mucho más. En otra ocasión, tal vez lo retome.
Solo una cuestión que podría calificarse de anecdótica y que sirve para probar la arbitrariedad de la Administración en este y otros asuntos. Hace unos cuantos años en determinadas areas se ingresó en nómina de forma sorpresiva una cuantia en concepto de incentivo por la gestión de las ITs. Curiosamente yo cobré un buen pellizco, por encima de lo que se les asignó a mis compañeros, "sin comerlo ni beberlo"; aun no me lo explico porque mi filosofia al rspecto es equiparable a la de "in dubio pro reo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario