24 noviembre, 2012

Sin miedo a la privatización



  Me considero un hombre de izquierdas; si es que eso todavia significa algo. Creo que tiene que existir una sanidad pública de calidad, llevo más de treinta años dedicado a ello, pero no me asusta la posibilidad de trabajar para la privada.

   Esa corriente actual de demonización de la sanidad privada tiene, en primer lugar, una vertiente como minimo ofensiva. Yo, de ser un colega de los que trabajan en ese medio, empezaría a estar mosqueado. El mensaje subliminal es que la medicina pública es excelente y la privada una cagada o, lo que es peor, inmoral. Incluye también la mágica convicción de que la privatización va acompañada de un ritual iniciatico que convierte a un buen médico en un mal profesional.

   En segundo lugar tiene otra vertiente mágico-agorera consistente en una cascada de "alomejores". Es la respuesta que obtengo cuando a algún compañero, en mi papel de abogado del diablo, le manifiesto mi no excesiva preocupación en caso de que me privatizaran: a lo mejor te bajan el sueldo, a lo mejor tienes que ver más en consulta, a lo mejor tienes que trabajar más horas, a lo mejor... Mi réplica siempre es la misma: es que ahora no tengo un "a lo mejor", tengo un muy real "de lo peor".

   Si he de ser sincero, lo que a mi me gusta es la medicina, y eso poco tiene que ver con politicas ni razas ni condiciones sociales. Claro que tengo una ideología y unas creencias o descreencias, pero cuando me encuentro cara a cara con mi paciente me limito a ejercer mi profesión. Tengo muy claro cual es la misión que me he trazado, y la ejercería igual en una chabola de un pais subsahariano que en un despacho de lujo en Chicago. Claro que hay condicionantes, pero si tu ética profesional se mantiene indemne y no te dejas distraer por ello, al final estamos solos el enfermo, la enfermedad y el médico.  Asi llevo intentandolo todos estos años, y lo vengo haciendo ya no en contra de los condicionantes sino de los impedimentos que me pone el propio Sistema Nacional de Salud.

   Siendo verdad que, bajo una visión global, el sistema sanitario del Pais ha mejorado, también es verdad que el médico, concrétamente el de atención primaria no ha hecho más que ir de mal en peor, y, aunque cada cual es responsable de su propia biografía, no entiendo como todavía hay colegas que niegan este hecho comprobado. Sería absurdo que hiciera una relación de todo aquello en lo que hemos emporado y de la penosa situación a la que hemos llegado porque ocuparía el equivalente a varios folios. De todos modos: no hay peor ciego que el que no quiere ver.

   Suponiendo que estámos de acuerdo en ese deterioro progresivo, que además parece no tener freno, no entiendo ese empeño en defender el modelo actual. Si ni siquiera los propios pacientes lo defienden. Y si no, ¿que significa que se haya incrementado notablemente el número de los que optan por un seguro médico privado; independientemente del nivel económico,  para luego utilizar este o el público según su conveniencia? En esto se han adelantado a las intenciones del actual Gobierno.

   Si queriamos una sanidad pública de calidad, el acicate para ello debería de haber sido la primera muestra de deterioro, algunos lo venimos anunciando y reclamando asi desde hace muchos años. Ahora es precisamente el momento más inoportuno de reivindicar la sanidad pública porque si ganamos es volver a como estamos y que nadie sueñe en recuperar todo lo perdido en tanto tiempo.

   No hay quien desee que los más necesitados queden desasistidos y habrá que buscar formulas para que tanto estos como el resto de la  población reciban un trato equitativo y de calidad, y eso se puede conseguir legislando. Si la ley es sólida, completa, detallada, evitando cualquier tipo de perversión interpretativa, en principio me importa bien poco quien la lleve a cabo, porque tendrá que cumplirla.

   De modo que ir a manifestarse y hacer la huelga todos los trabajadores de la sanidad codo con codo, en defensa de una sanidad pública, no deja de llevar una cierta dosis de cinismo. Puede ser que nos venga bien mantenernos unidos de momento para hacer más bulto, pero en nuestro fuero interno lo que pretendemos es salvar nuestro culo y, desgraciadamente continuaremos estando divididos hospitales y Atención Primaria y, dentro de esta los distintos estamentos.

   Por tanto, mis reivindicaciones como médico de atención primaria, no pueden ser otras que aquellas que supongan mejora salarial, dotación de los medios adecuados para desempeñar mi tranbajo, grado de jerarquización y de responsabilidad correspondiente reales, asi como clara definición de las funciones de cada estamento y un programa de formación continuada. Que no se preocupen los enfermos, que si yo estoy bien y puedo desempeñar mi trabajo en óptimas condiciones, todos ellos se beneficiaran.

   Aun asi en los proximos días haré huelga; por congruencia con tantas otras luchas frustradas. Pero, si me dejára guiar por el cerebro, no iría. Si voy lo hago dirigido por otros de mis organos "nobles"

 Alfredo Falcó Sales, 2012

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