03 agosto, 2017

9º de 365. Día de locos

   Creo que todos hemos experimentado en más de una ocasión como las dolencias que consultan los pacientes vienen por rachas, casi con caracter epidémico; me atrevería a decir. Yo he tenido en una ocasión hasta tres fibrilaciones auriculares de debut en el mismo día y casi seguidas.
   Hoy ha sido practicamente un monográfico de "los nervios". Primero un paciente joven que no era de mi cupo y me ha tocado de reparto y que solo venia a por los partes de confirmación, que su médico se los deja de dos en dos en el mostrador, pero se habían agotado. No he podido dejar de sorprenderme al comprobar que lleva más de doscientos días de baja además en dos empresas. Motivo: ansiedad. No he entrado en materia, pero me ha parecido que es un típico caso de rentismo dada la actitud chulesca del paciente.
   Casi inmediatamente detrás otro que venía al resultado de una analítica general, incluida serología a ETS (enfermedades de transmisión sexual) solicitada por un contacto dudoso meses atrás. Además había recibido tratamiento antidepresivo y ansiolítico por problemas conyugales, despido de empresa, etc. Al parecer ahora tenía trabajo garantizado para un buen numero de años y había reecho su vida sentimental por lo que se ncontraba en un buen momento y no tomaba medicación. No obstante me ha pedido que le dejara el ansiolítico en la receta electrónica por si acaso, cosa que me ha parecido la mar de oportuno dado que el paciente tiene ciertos rasgos obsesivo-compulsivos.
   Dos o tres pacientes más y acude una por debajo de la treintena de edad, que hacía tiempo que no veía, que casi nada más sentarse irrumpe en un llanto desconsolado, balbuceando algo de que no puede más y la empresa y que esta muy mal... Consigo serenarla y que al menos se explique y compruebo que su caso entra dentro de lo que figura como ambiente adverso de trabajo. Viene con la idea clara de que quiere la baja. No me opongo de entrada pero le explico las limitaciones de la misma y que los problemas con la empresa no se solucionan en la consulta del médico, y le aclaro que es mejor que sea así porque si no entraríamos en el terreno de la enfermedad mental, cosa que no le conviene. No le hace mucha gracia; esperaba otra cosa (vaya usted a saber que). Le ofrezco un ansiolítico a demanda que acepta y al ir a tramitarle la IT (incapacidad transitoria) no queda muy claro el nombre de la empresa por lo que la emplazo para más tarde cuando lo sepa.
   Asi ha transcurrido la mañana más o menos relajadamente. No me responde con exactitud la memoria pero creo que ha habido un par de pacientes más a los que he prescrito ansiolíticos antidepresivos o ambos, pero creo que ya estaban pautados.
   El momento álgido ha sido a partir de las doce, cuando parecía que la mañana prometía seguir igual de tranquila. Un paciente pasados los cuarenta, que solo ha acudido una vez a mi consulta en los últimos cinco años, antecedentes de años de abuso de alcohol y drogas y diagnosticado de esquizofrenia. se presenta con lenguaje verborreico, inconexo e ininteligible. Da la impresión de algo agitado pero no actitud amenazante. En la receta electrónica que no ha renovado hace más de un año figura una medicación, en un informe de mayo otra y me enseña una cita a primeros de julio a la que es más que evidente que no ha acudido.
   Con toda la prudencia y tacto que puedo le comunico al paciente que no le puedo recetar ningún medicamento hasta que no averigüe su tratamiento actual. Hay una pequeña resistencia al principio pero al final parece entenderlo y consigo que salga a la sala de espera tras haber llamado al centro de salud mental y quedar a la espera de que me llame algun psiquiatra que me pueda poner al día.
  Cuando entró el paciente anterior la sala de espera quedó vacía, pero ahora ya hay cinco personas esperando: Una señora que defiende firmemente que le toca a ella cuando no es así, un joven que es el que de verdad está el siguiente en la lista y por suerte solo viene a renovar la rectea electrónica.
   A continuación le toca el turno a una pareja, la cita es para la señora de 73 años con nombre y apellidos completamente hispanos a la que acompaña su hijo, que comienza a hablar con un deje afrancesado casi ininteligible, pero desde el principio capto un tono exigente. Aporta un informe de ingreso por tres días en nuestro hospital de referencia: Diagnostico al alta: golpe de calor. Seguir mismo tratamiento más heparina y ajustar Sintrom por su médico de cabecera. Averiguo que los tres días de ingreso han sido básicamente para resolver algunos desordenes electrolíticos transitorios.
   Al rato, no sin esfuerzo, ya me he hecho una idea de la situación: la paciente no es mia, es de reparto por ausencia de su médico habitual. La última nota en su historia es de hace trece años y, por entonces no tenía ningún diagnóstico ni tratamientos concretos. Durante todo ese tiempo ha permanecido bajo seguimiento y control por un seguro privado. No tenemos ningun dato al respecto. La paciente es sorda total desde hace años y no usa audífono por que no lo toleraba por no se que ruidos. En varios momentos de la entrevista tengo que comunicarme con ella por escrito. El hijo, al que cada vez me cuesta más entender porque se está poniendo nervioso, consigue no obstante, transmitirme que la familia ha observado cambios en la conducta y las actividades cognitivas de su madre y que alguien tiene que darle una solución. Tras muchas vueltas y tiras y aflojas consigo que acceda, como primera medida fundamental acudir al otorrinolaringólogo (ORL) para valorar soluciones para la sordera y, si la solución es el sonotone, que se lo faciliten porque si no va a ser sumamente dificil valorar su estado mental.
   En cuanto al Sintrom y resto de medicación que me muestra; diureticos, antihipertensivo, hipolipemiantes, etc. Le pido que me traiga los informes del seguro privado proque si no tendremos que empezar de cero. Le receto heparina para los proximos días hasta que vuelva a citarse.
   Cuando salgo de nuevo a la sala de espera vuelve al ataque la que cree que le toca a ella y no, aun no, le corresponde entrar a una paciente asiatica con hija de acompañante que esperaba prudentemente a ser llamada.
   Viene porque había tenido una ligerísima alteración en la TSH (hormona estimulante del tiroides) en periodo de lactancia tras reciente parto, que compruebo que se ha normalizado. No hay manera de hacerle entender que en principio no hay que repetir el analisis. Veo que tiene en receta electrónica un complejo de vitaminas y yodo que aun está tomando y un anticonceptivo gestagénico, que no está cumpliendo porque dice que no se puede tomar dando el pecho. A pesar de que le informo que si, que ese precisamente es para esa situación, insiste en que no lo va a tomar. ¡Hasta el próximo embarazo! Pienso para mis adentros.
   Por fin entra a la que le tocaba todo el rato y no, que ya sí. Por no enrrollarme: vértigo de un mes de evolución de más que probable origen psicógeno que, sin embargo, antes no se acompañaba de hipoacusia y; mira tu por donde, ahora si. Tabla de ejercicios de reeducación vestibular, receta de sulpiride solo para momentos puntuales y PIC (parte interconsulta) al ORL
   Por fin solo queda la que no sabía su empresa. Entre medias de uno y otro paciente he ido vigilando como se encontraba el paciente psicótico y le he pedído calma porque aun no había contactado con ningúan psiquiatra, pero en una de ellas me ha dicho que se iba al centro de salud mental porque ahí le facilitan la medicación cuando le hace falta. No he podido retenerle más. No obstante al poco me ha llamado el psiquiatra responsable y me ha puesto al corriente de lo dificil de llevar este paciente, cuan a menudo abandona el tratamiento y de la medicaciión pautada en la actualidad.
    Le tramito el parte a la paciente referida la encuentro un poco más serena pero igulmente poco conforme con que la IT sea limitada. La cito para el lunes próximo a ver que tal.
   Son las 14:15 cuando deberían ser las 13:00. De locos

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