19 enero, 2021

Covid 19


    
    Voy camino de cumplir tres años de jubilación. Me prometí a mi mismo, y así lo comuniqué a los que me conocen bien, que cuando me jubilara "colgaría el fonendo" del mismo modo que los toreros se cortan la coleta. Me desentendería totalmente del mundo de la medicina, una de las mejores profesiones que existen y que una Administración politizada, burocratizada, incompetente...casi consiguen que aborrezca.

        He cumplido mi promesa casi rigurosamente, salvo alguna intervención con la familia y amigos porque nunca se deja de ser médico del todo. Buena prueba de ello es el abandono en que he mantenido hasta ahora este blog, más que por simple pereza, por considerar que no tengo nada interesante que decir o, tal vez, tengo tanto que decir que las palabras se me agolpan y no llego a pronunciarlas o escribirlas.

        Esta claro que me sigue interesando todo lo que tenga que ver con las ciencias de la salud, en el sentido más amplio que pueda concebirse; más de cuarenta años de mi vida los he dedicado con suficiente intensidad a ellas como para que hayan dejado una profunda huella en mi ser. Incluso no he descartado en algún momento, si de verdad se hace necesario, prestar de nuevo mis servicios profesionales a la causa. Pero quiero olvidar que alguna vez fui algo sumiso, más de lo que hubiera sido mi deseo, con las exigencias de unos dirigentes insensibles a lo que de verdad importa en todo este meollo: poner todos los medios para facilitar una buena, humana y eficaz relación médico-paciente.

        Tiene gracia porque ahora me llegan noticias de que mis ex-compañeros más jovenes ponen el grito en el cielo, se desmelenan, protestan, lanzan pestes y se rebelan contra todo aquello contra lo que ya hace muchos años que yo protestaba, mientras me juzgaban como si yo fuera un loco, un pasota, un bicho raro. Ha sido necesario que se haya declarado una pandemia para que a algunos se les haya hecho manifiesto lo que otros ya veíamos hace años. 

Supongo que se habrán suprimido esas tediosas reuniones de equipo para decidir que "colchones" de colores establecemos en las agendas o para ver como cumplimos los objetivos de la utilísima Cartera de Servicios.

        En fin, el juicio que me merece la sanidad de nuestro país, con el sosiego que produce el apilar un creciente numero de años, no difiere del que me merece la de otros paises. Lo emito desde mi cómoda tribuna de jubilado, sin el agobio del acumulo de trabajo y cumplir con las pésimas directrices institucionales.

        La penosa labor periodística, en general como siempre con excepciones, secundada por una cohorte de politicastros y de "expertos" sanitarios; ignoro cuando y donde adquieren tanta experiencia algunos que no hacen otra cosa que "chupar cámara", bombardean despiadadamente a la audiencia casi las veinticuatro horas del día con "sorprendentes novedades médicas" que ya se conocían hace décadas, e informaciones contradictorias, poco o nada contrastadas ni filtradas.

        No me resulta facil tener que expresarme en los terminos en que lo voy a hacer. Puedo asegurar que me gustaría mucho más mandar un mensaje menos crítico y socarron, además de que solo sé que no sé nada. Sin embargo creo estar en mi derecho de manifestar la opinión que me merece toda esta "feria" que se ha montado y que a todos nos afecta directa o indirectamente. Parafraseando a Wiston Churchill: 

NUNCA TANTOS DIJERON TANTO
A OTROS TANTOS  SOBRE AQUELLO DE LO QUE SABEN TAN POCO

2 comentarios:

Hipócrates dijo...

¡Hombre Fredy, cuanto tiempo!

Por cierto, Montse al final se quedó en Cullera no?

Saludos

Unknown dijo...

Montse se quedó en Cullera y además le gustaría saber la identidad de Hipócrates. ¿Quién eres?